El olfato en los bebés. ¡El rey de los sentidos!
A priori podría parecer una locura, pero que tu bebé aprender a oler y, de hecho, “huele” aún cuando está dentro de ti, es algo que está científicamente demostrado.
Es capaz de oler lo que comes a través del líquido amniótico que lo envuelve, y créenos, ¡no todo lo que huele le gusta!
Este desarrollo predominante del olfato frente a otros sentidos hace que, cuando tu hijo/a se decide a dar el paso y salir al exterior, las partículas químicas presentes en el aire y todo aquello que le rodea le proporcionen información sobre ese “nuevo mundo” que, a partir de hoy, será el suyo.
Pero, de entre todos esos olores, hay uno que se antepone al resto con muchísima diferencia: el tuyo, mamá. Tu bebé aprende casi sobre la marcha a relacionar su hambre con el olor de la leche de tu pecho y a intensificar su sensación de calma y seguridad cuando te siente cerca.
¡No en vano, algunos expertos afirman que tu hambriento bebé sería capaz de encontrarte en una habitación a oscuras llena de extraños! Lo que hace el apetito, ¿eh?
Una vez tu hijo/a va creciendo, el resto de sentidos van tomando un mayor protagonismo frente al olfato, pero, ¿quién no recuerda el olor de su madre, o quién no sería capaz de reconocerlo con tan solo olerlo un par de segundos?
Desde Tiendas Baby’s muchas veces te recomendamos que en los últimos meses de embarazo duermas con el dudú o la muselina que utilizará tu bebé, ya que esta se impregnará de tu olor y le servirá a tu peque para calmarse, facilitarle el sueño o sentirse protegido en todo momento, porque a todas nos gustaría ser supermamás, pero ninguna podemos tener a nuestro bebé en brazos las 24 horas del día. ¡Ni si quiera la mamá de Hulk!
Recuerda, para tu bebé no hay nada como el olor de su madre.